LAS RAZONES DE LAS GUERRAS ACTUALES
LAS RAZONES DE LAS GUERRAS ACTUALES

Richard González
Desde su surgimiento, el sistema capitalista ha utilizado la guerra como herramienta para dominar mercados internos, expandirse regionalmente y, finalmente, proyectarse a escala global. Este modelo exige recursos crecientes: tecnología, mano de obra y capital, indispensables para sostener su nivel de vida y sus ambiciones.
Hoy, convertido en imperialismo, el sistema no solo busca controlar zonas de influencia, sino también mantenerlas. Para ello, requiere fuerzas disuasorias, logística avanzada, suministros y, sobre todo, hombres dispuestos a defender sus intereses. A esto se suman los costos de la burocracia imperial, las operaciones clandestinas de inteligencia y la infiltración política en naciones rivales o bajo su órbita.
Tal maquinaria necesita una economía sólida y en permanente crecimiento. De lo contrario, el sistema colapsa. Las crisis o el default financiero aceleran su deterioro interno, erosionando su base social y exacerbando contradicciones que, tarde o temprano, lo fracturan. Sin un eje rector, el declive se vuelve inevitable.
Incluso ante la catástrofe, la ausencia de alternativas concretas puede prolongar el sufrimiento y la anarquía mundial durante años, como bien enseña la historia.
Basta observar el panorama actual: deuda insostenible, Estados y ciudadanos al borde del abismo financiero. Estados Unidos, máximo exponente del imperialismo, arrastra una deuda del 130% de su PIB, con una sociedad fracturada. Europa no se queda atrás. Desde 2023, el crecimiento económico estadounidense ha sido raquítico: 2.9%, luego 2.8% en 2024, y un preocupante 0.2% en el primer trimestre de 2025, seguido de una contracción del -0.5%. Las proyecciones para el resto del año oscilan entre un 1.6% y 2.3%, en el mejor de los casos.
Hablamos de una superpotencia al borde de la recesión, con un gasto interno y externo insostenible. El deterioro social es evidente: la clase media, otrora privilegiada, se desvanece; los opioides cobran 100 mil vidas anuales como escape a una realidad cada vez más hostil, y el Estado asume un rol asistencial que contrasta con su retórica antiinmigrante. Incluso se especula sobre posibles fracturas territoriales y conflictos internos entre grupos de poder.
Europa no está mejor. La Comisión Europea proyectó un crecimiento del 0.5% en 2023, del 1.0% en 2024 y apenas entre 0.9% y 1.1% para 2025 en la Eurozona. Mientras tanto, China crece a ritmos del 5.2% (2023) y 5.0% (2024), cerrando 2025 en 5.4%. Rusia, pese a la guerra en Ucrania, registró un 3.6% en 2023 y un 4.3% en 2024, aunque se espera una desaceleración al 1%-2.5% en 2025.
Esta es la razón detrás de la militarización y el estado de guerra permanente: Occidente intenta reactivar su economía mediante el conflicto, como hizo en las dos guerras mundiales. El autoritarismo creciente, la concentración de poder y el desprecio por la democracia y el derecho internacional son síntomas de un sistema en crisis.
Queda claro que, sin un movimiento organizado de los pueblos —especialmente del proletariado— con dirección y programa definidos, no hay salida viable. La perspectiva histórica existe, pero requiere construcción concreta.
26/06/2025

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